Premio Concurso de Ensayo Ciencias Sociales. Programa Pensamiento Alternativo. 2007

viernes, 27 de marzo de 2009


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miércoles, 25 de marzo de 2009

Introducción

La verdadera esencia del neoliberalismo no es el libre mercado. Por el contrario, se ha caracterizado por la explotación de recursos naturales y humanos de los países del “Tercer Mundo” en beneficio de las metrópolis, a través de acuerdos leoninos comerciales, políticas dictadas por los Organismos Financieros Internacionales (OFIs), o cuando el caso lo amerite, a través de incursiones militares.

“El neoliberalismo se ubica como una reflexión desde un capitalismo de mercado puro, y de régimen republicano (...) al mismo tiempo, dentro del capitalismo, el neoliberalismo representa una posición que tiende a no aceptar premisas o postulados histórico-sociales, afirmando más bien que el mercado es una entidad de la naturaleza, que funciona de forma natural, y que pertenece, por ejemplo, con la familia monogámica patriarcal, a formas heredadas biogenéticamente en el desarrollo de la humanidad y en tal sentido igual a como funciona un grupo animal social, o procesos bioquímicos o astronómicos” (Saxe, E. 1999: 91).

Claro está que el mercado, junto a la familia monogámica patriarcal y entidades divinas “voyeuristas”, no poseen referente histórico alguno en los períodos de la formación de la especie humana. Su única relación la encontramos a través de la etología que nos permite comprender que “la estrategia de acumulación forma parte de un comportamiento animal que perdura en el mundo de los primates humanos; un mundo en el que algunos continúan acumulando poder y riqueza siguiendo pautas etológicas y atávicas, condenando así, como cualquier otro animal, a grupos enteros de nuestra propia especie a la pobreza (y al exterminio, BGH)” (Carbonell; Sala, 2002:76).

El neoliberalismo en la actualidad, ha diferido de sus principios liberales originales, los cuales se enmarcaban dentro de un contexto en pro del sector social de los diferentes países en que se desarrolló originalmente.

Este ensayo se propone estudiar la relación simbiótica del neoliberalismo y su doctrina del libre mercado con la guerra, a través del concepto de la “liberalización competitiva”[1], que se encuentra plasmado en los “Tratados de Libre Comercio” (TLC), haciendo especial énfasis en el Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos (CAFTA-DR, por sus siglas en inglés), debido a su importancia geoestratégica, tanto por sus recursos estratégicos como por la necesidad de consolidar una “zona tapón” que impida la expansión del nuevo populismo sudamericano.

Para efectos de este ensayo, es importante destacar que las teorías a utilizar serán, por un lado, el realismo político para comprender el espectro de la guerra, la seguridad y la deslegitimación del Derecho Internacional por parte de Estados Unidos (EE.UU.). Esta teoría es importante porque es el referente teórico utilizado, en gran medida por la Administración Bush. Por otro lado, las teorías del imperialismo, deben ser rescatadas para comprender, a cabalidad, el accionar de la política exterior estadounidense.

De ahí que, para efectos de este ensayo y para que no haya una mala interpretación, aclaro que no considero a EE.UU. como un Imperio debido a que estratégicamente se encuentra muy débil. Esto se constata en su crisis económica, división política y social, la pérdida de influencia en gran medida producto del surgimiento de retadores regional a su hegemonía, y por último, su incapacidad de salir victorioso en dos teatros bélicos frente a dos países totalmente devastados, los casos de Afganistán e Irak[2].

Sin embargo, sí considero a EE.UU. como una potencia imperialista, es decir, con aspiraciones imperiales, debido a que sus políticas revisionistas buscan una ruptura del statu quo establecido y modificar las relaciones de poder en el sistema internacional.

Los TLC van más allá de ser simples acuerdos comerciales y, por el contrario, cumplen una función estratégica en las políticas exteriores y de seguridad de varias potencias. En el caso de EE.UU., sus defensores sostienen que “ninguno de los TLC negociados por los EE.UU. persigue estrictamente razones económicas. En cada caso, hay únicas preocupaciones políticas, diplomáticas o estratégicas que hacen al posible “socio” de un TLC, atractivo”[3].

Es importante tener presente la estrategia militar de EE.UU., -que está integralmente relacionada con la doctrina del “libre mercado”-, en América Latina, cuyo principal objetivo es instalar y sostener regímenes de poder que promuevan las políticas de “libre mercado” y socavar los movimientos sociales y los gobiernos que buscan o plantean modelos alternativos de desarrollo.

Esta estrategia militar, afirma Petras, “ha operado en múltiples niveles, tomando en cuenta los diferentes contextos políticos, pero todos convergen en el mismo objetivo: a) narcointervención, que es básicamente una actividad encubierta de contra-insurgencia para establecer una constante presencia militar en Sudamérica (Bolivia, Perú, Colombia, etc.); b) combate de baja intensidad, en América Central, un eufemismo de una ofensiva militar expandida e intensa de las fuerzas armadas y de los escuadrones de la muerte para militares aliados en contra de los movimientos políticos y sociales de la región; c) intervención militar directa en gran escala, que incluye fuerzas armadas estadounidenses (Grenada, Panamá) o sustitutas (Nicaragua), con el propósito de destruir el régimen, sus instituciones estatales y sus estructuras socioeconómicas, e instalar un dócil gobierno títere, y d) convergencia ideológica rutinizada (en el resto de América Latina) para prevenir levantamientos populares” (1997:20).

Otro elemento que se debe tener presente para comprender los TLC, en especial los realizados con EE.UU., es que no son supranacionales, ni siquiera fomentan la supranacionalidad. En el caso de Centroamérica, el TLC con EE.UU. socava todo esfuerzo integracionista que se alcanzó en años anteriores, destruyendo toda la institucionalidad desarrollada por los procesos de integración, como es el caso de la Corte Centroamericana de Justicia, que se verá obsoleta producto de los “paneles de resolución de conflictos” que se encuentran estipulados en el capítulo 10 del Tratado[4].

Posee, además, un carácter leonino, siendo su esencia prácticamente (neo) colonialista. Por ello, más que buscar un tipo de integración entre “las partes”, conduce a una especie de anexión, producto de la reducción de la soberanía de los Estados más débiles, que terminan guiándose por los designios de Washington y aplicando en sus territorios el “USA Patriot Act[5]” y con ello creando un Nuevo Orden Jurídico Internacional, basado en el derecho interno de EE.UU.

El “libre comercio” se podría interpretar como la continuación de las “políticas de puertas abiertas” seguidas por los EE.UU. que busca una apertura total al comercio y la inversión, especialmente en los países “subdesarrollados”.

Magdoff sostiene que “el marco legal necesario a la política de puerta abierta con respecto a la inversión de capital ha sido incorporado durante la posguerra a los acuerdos multilaterales, tales como el firmado por las veinte naciones americanas en 1948 en Bogotá, y a los tratados bilaterales modernizados sobre amistad, comercio y navegación”. Estos últimos tratados, continua el autor, “contienen una cláusula de inversiones que cubre el derecho del capital norteamericano de participar libremente en negocios, la no discriminación contra los inversionistas de los EE.UU., la no interferencia en cuestiones de propiedad, las operaciones administrativas de los inversionistas norteamericanos y otras disposiciones protectoras similares“(Magdoff, 1969:148)

Para garantizarse la viabilidad y aprobación de este tipo de tratados leoninos, los EE.UU. “han aceptado introducir cierta flexibilidad en los tratados con países subdesarrollados para acomodarlos a las necesidades políticas de los grupos gobernantes, pero insisten en contar con tales tratados y utilizan la ayuda económica como arma para obtener otros acuerdos de protección de las inversiones norteamericanas” (1969: 148). Es importante traer a colación las afirmaciones de la Oficina de las Colonias de Gran Bretaña que durante la Segunda Guerra Mundial, observaba que “los norteamericanos están dispuestos a dejar que sus subordinados sean independientes políticamente mientras sigan atados económicamente a ellos y no vean ninguna inconsistencia en eso” (Chomsky, 1988:20)

Resulta interesante rescatar las palabras de Alexander Hamilton, quien en 1791 comentaba sobre los peligros que puede acarrear el comerciar con grandes potencias: “EE.UU. no está en posición de comerciar con Europa sobre una base igualitaria, y la exigencia de reciprocidad lo conduciría a confinarse a sí mismo a la agricultura, y a abstenerse de las manufacturas. Una necesidad constante y creciente, por parte de EE.UU., de las mercancías europeas, y sólo una demanda parcial y ocasional de las suyas como respuesta, no podría sino exponerlo a un estado de depauperación comparado con la opulencia a que le permiten aspirar sus ventajas políticas y naturales”. Hamilton brinda, además, una solución para evitar las desventajas que acarrean estos tratados leoninos: “Si Europa no adquiere nuestros productos, en condiciones adecuadas a nuestros intereses, el remedio natural es reducir, tan pronto como sea posible, nuestras compras a ella” (citado en Wionczek, 1964: XIX, énfasis BGH).

Sin Embargo, han pasado más de 200 años desde que Hamilton advierte sobre estos peligros y la situación mundial actual dista mucho de la situación de aquella época. Son los EE.UU. los que imponen las políticas comerciales que le permitan sostenerse en el centro del poder de la red imperialista, y el Estado que pretenda resistirse a su dominación, será objeto de intervenciones militares.

No se puede creer ingenuamente que estos tratados de libre comercio, sí fomentarán la competencia igualitaria entre las empresas de cada una de las partes. Este tipo de tratados, y prácticamente al igual que todo el derecho, no son descriptivos, es decir, no describen la realidad per se, por el contrario, son prescriptivos, con ello, se afirma como debería ser la realidad. En este tipo de tratados se sostiene que se dará la posibilidad de la libre competencia de forma igualitaria entre las partes, sin favorecer a las empresas nacionales más que las extranjeras –por ello se aduciría que las empresas extranjeras deberán tener un trato igual o mejor que las nacionales-. Con todo ello, se pretende que una empresa centroamericana luchará en igualdad de condiciones con una norteamericana, cuyos capitales son, en muchos casos, superiores incluso a los de otros países.

En consecuencia, esta igualdad de tratamiento entre las partes equivale a una igualdad de oportunidades para las firmas norteamericanas en cuanto explotar los recursos estratégicos centroamericanos y una igualdad de oportunidades para las empresas centroamericanas de explotar los recursos estratégicos en territorio norteamericano. El sólo hecho de pensar que sucederá así, ya es absurdo, y los gobernantes centroamericanos que lo expongan de esta forma a sus respectivos pueblos, se caracterizan por una fuerte demagogia y una esencia dictatorial[6].

No es de sorprender que las negociaciones de estos tratados, al menos en el caso centroamericano, se desarrollaran de forma secreta. Es hasta el 2004 que se da a conocer el texto del tratado producto de una cláusula de confidencialidad exigida por el gobierno de EE.UU.[7]. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, se contempla una afición del gobierno estadounidense por la “diplomacia secreta” -característica de las viejas potencias imperiales- abolida al finalizar la Primera Guerra Mundial en los “catorce puntos” del presidente Woodrow Wilson.

Se debe recordar, además, que con la aprobación del Acta Patriota “retornan EE.UU. y el mundo, a un tiempo cuando los gobiernos legalmente hacían recurso a la “guerra sucia” para combatir el terrorismo, incluyendo contratar miembros de las mismas organizaciones “insurgentes” o del mundo del crimen. Eso fue prohibido en EE.UU. a raíz de las actividades del presidente Nixon (Watergate) al final de la Guerra de Vietnam, pero ha sido reinstaurado en la legislación en estos días junto con otra serie de medidas que amplían las prerrogativas de los cuerpos de seguridad, inteligencia y judicial, con la consecuente reducción de un conjunto de libertades civiles y cívicas” (Saxe, 2002: 16). Esto viene a generar la transición de un Estado cuasidemocrático a un Estado netamente neofascista.

La relación entre el libre comercio y la seguridad nacional que este ensayo pretende estudiar, no se encuentra en lo referente a la fabricación de armas en países como Costa Rica y la posible comercialización de armamento militar. Por el contrario, se enfocará en el artículo 21.2 del Capítulo de Excepciones del CAFTA-DR, llamado “Seguridad Esencial”, cuyo concepto no ha sido definido aún, con lo cual se caracteriza por ser ambiguo. Posteriormente a tratar de comprender el ya complejo concepto de “Seguridad Esencial”, se podrán responder varias de las interrogantes que surgen de un TLC con EE.UU.: ¿Cuál es el Interés de EE.UU. de negociar Tratados de Libre Comercio, en especial con Centroamérica? En el caso de Costa Rica, ¿para qué se negociaron precios de armas de guerra para un país sin ejército? Y en última instancia, ¿Será que la industria de la guerra busca nuevos mercados? O ¿Será que la riqueza del “libre comercio” necesita ser custodiada de unos cuantos que no se beneficiarán de él?[8]
[1] Política utilizada por la administración Bush que busca una apertura de los mercados mundiales a las compañías estadounidenses, además de un fortalecimiento de las leyes orientadas al libre mercado, que le permitan a los EE.UU. mantenerse en el centro del poder de este sistema. Para Simon Evenett y Michael Meier este tipo de política persigue tres tipos de objetivos claramente definidos: “First, to induce a competition for access to the large U.S. market, thereby encouraging foreign countries to open their economies to U.S. companies and farmers. Second, to encourage the adoption abroad of U.S.-style market-friendly business laws and regulations, or at least the adoption of regulations that U.S. businesses can accommodate more easily. These two objectives are to be accomplished through mutually-reinforcing and sequential bilateral, regional, and multilateral trade initiatives. The third objective is to encourage other nations to support U.S. foreign policy and military objectives, and more broadly, what might be termed U.S. values.” Evenett; Meier, 2006: 2)
[2] Para un estudio serio sobre la debilidad de EE.UU. véase el libro de Saxe Fernández, “Colapso Mundial y Guerra” en especial el capítulo “aspiración imperialista de EE.UU., debilidades estratégicas, guerra y colapso mundial”.

[3] “None of the FTAs the United States has negotiated was pursued strictly for economic reasons. In each case, there are unique political, diplomatic or strategic concerns that make the potential FTA partner attractive”. Este tipo de argumentos se encuentran a lo largo de los documentos de los Think Tanks neoconservadores (neocons). En este caso, esta cita se encuentra en el proyecto para un TLC con Taiwán, planteado por el Project for a New American Century (PNAC). En Greg Mastel, “Project Paper for a US-Taiwan Free Trade Agreement” www.newamericancentury.org
[4] En este capítulo se establece que si alguna de las empresas inversionistas se declara como perjudicada por las medidas tomadas por el Estado tiene dos vías para reclamar con la posibilidad de elegir cualquiera de las dos; puede recurrir a los Tribunales de Costa Rica o puede ir a un centro de arbitraje internacional. El Estado afectado, por el contrario, está obligado a comparecer ante ese centro. Entre los centros de arbitraje internacional se encuentran, el CIADI (Centro Internacional para el Arreglo de Diferencias Relativas a las Inversiones), que es del Banco Mundial, o bien la CNUDMI (Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional), de las Naciones Unidas.
[5] Cuyo significado es Uniting and Strengthening America by Providing Appropriate Tools Required to Intercept and Obstruct Terrorism (Unir y fortalecer a EE.UU. para proporcionar los instrumentos adecuados que permitan frenar y obstaculizar al terrorismo). Esta Acta fue aprobada en octubre de 2001 por el Senado -98 votos frente a 1- y por el Congreso –de sus 435 miembros sólo se opusieron 66-, con esta ley “el fiscal general recibió poderes plenos en lo que respecta a la detención y el encarcelamiento, en su caso sin proceso legal alguno, de personas. El Estado, por otra parte, pasó a disfrutar de capacidades ilimitadas en lo que se refiere al control de las comunicaciones y los datos informáticos, al tiempo que se alteraban las normas aplicadas a la desclasificación de documentos” (Taibo, 2005: 84)
[6] Vale la pena rescatar las afirmaciones del presidente de Costa Rica, Oscar Arias, quien en reiteradas ocasiones saca a relucir su discurso demagógico, como en el caso de afirmar que “quienes antes iban a los trabajos en bicicleta, con el TLC, podrán llegar montados en un Mercedes Benz, o más recientemente, la posibilidad de que las pequeñas pulperías podrán competir con los grandes supermercados.

[7] Tomado del documental “Costa Rica Sociedad Anónima”
[8] Preguntas formuladas en el documental “Costa Rica Sociedad Anónima”.

Sobre la retórica difusa: de la seguridad nacional a la seguridad esencial

La noción de “Seguridad Nacional” es parte de una gama de concepciones de carácter orwelliano, invertidas ideológicamente con el fin de justificar la implementación de políticas revisionistas por parte de una potencia a nivel mundial. De ahí que es necesario, en primer lugar, definir qué es Seguridad Nacional para comprender y tratar de definir la ambigua noción de Seguridad Esencial, presente actualmente en los Tratados de Libre Comercio.

Es imperativo dudar que el concepto de seguridad significa “sentirse libre de amenazas o peligros” (Tivyev, L. citado por Aguilera, 2004: 133). Por el contrario, hay que tener presentes que “la guerra es sustituida por conceptos como “seguridad” que normaliza, naturaliza, cotidianiza, positiviza y justifica la guerra; -invierte los valores y se la emplea para suprimir la repulsión que se siente por el asesinato como fundamento ontológico. Pero “la verdad” es que la guerra continuó siendo el centro de los procesos internacionales” (Saxe, E. 2005:1).

La noción de Seguridad Nacional ha permitido justificar la organización de regímenes no democráticos y represivos, mediante el argumento de “la existencia de una amenaza muy grave, con una naturaleza a la vez de riesgo proveniente del exterior de los países, multifacética y sin límite en el tiempo, que busca por medio de la violencia armada someter a las naciones bajo su ataque” (Aguilera, 2004:135). En la Alemania nazi, esa amenaza se reflejaba en el judaísmo y en el comunismo, en la guerra fría era el comunismo y actualmente es el terrorismo.

También se sostenía que el régimen democrático era incapaz de hacerle frente a las amenazas externas e internas que atentan contra las naciones, por lo que aquellos sectores de la nación que entendían el riesgo, entre los cuales figuraban principalmente los militares, deberían de asumir la conducción total del Estado y dar una lucha en defensa de la seguridad nacional, lucha que no podría tener cuartel, y que por ello no se enmarcaba en el Estado de Derecho ni respetaba el Derecho Internacional Humanitario (Aguilera, 2004: 135).

La seguridad nacional es una específica ideología de dominación para la cual los referentes tradicionales de la política: bien común, orden público y seguridad nacional, están determinados por los preceptos de la guerra permanente y absoluta que conduce a la militarización como instrumento privilegiado de reproducción de las normas de existencia social y, como inevitable corolario, al Estado de Excepción Permanente y al terror como mecanismo para el mantenimiento o consolidación de un gobierno (Gallardo, 1989: 3)

Las doctrinas de seguridad nacional tienen como efectos, en primer lugar, la inseguridad colectiva sobre la base de la liquidación sistemática de toda búsqueda del consenso que implique a otros -la oposición- que son considerados por esta doctrina como enemigos absolutos. En segundo lugar, la desnacionalización acelerada con sus corolarios económico-sociales y culturales.

La creación de gobiernos represivos eran importantes para la etapa de desarrollo neoliberal que “exigiría un Estado Fuerte, represor de los movimientos sociales, encargado de garantizar las inversiones y acelerar la acumulación” (Rouquié, 1984:17).

Históricamente se ha entendido que “las principales amenazas a la seguridad son de naturaleza militar (el riesgo sería en contra de la integridad territorial, la soberanía y el bienestar de la población) y que corresponde al Estado (representado por el gobierno) la gestión de la defensa” (Aguilera, 2004: 134).

Chomsky asevera que “las acciones agresivas y militares de todos los estados se justifican invariablemente como medidas de «defensa»” (1988:156). Sin embargo, “la seguridad es, cuando mucho, una preocupación trivial para los planificadores de la seguridad” (1988:155). Se contempla a lo largo de la historia, que detrás de la “retórica defensiva” existen políticas revisionistas de intervención y control de regiones estratégicas[1]. En la actualidad, “la política internacional y de seguridad amenazan la seguridad de los Estados Unidos” –y la del mundo entero, BGH- (1988:157).

De lo anterior se desprende que la “política de seguridad nacional” de EE.UU. no consiste en la seguridad misma de los EE.UU., ni la de ninguno de sus aliados, excepto, claro está, el de “asegurar un ambiente mundial favorable para la industria, comercio, agroindustria e instituciones financieras de los EE.UU.” (Chomsky, 1988:24)

De ahí que “lo que es importante para la comunidad comercial, y al sistema de los negocios como un todo, es que la opción: inversión extranjera (y comercio extranjero) permanezca abierta. Para que esto adquiera un significado el sistema de empresa privada requiere, como mínimo, que los principios políticos y económicos del capitalismo prevalezcan y que queden abiertas completamente las puertas para el capital extranjero en todo momento” (1969:23). En otras palabras, para “abrir una puerta y mantenerla abierta se requiere una vigilancia eterna y la fuerza de voluntad. Dicho de otra manera lo que se necesita es la fuerza y la persistencia, de parte de las naciones más avanzadas, para controlar la política y la economía de las naciones menos avanzadas” (1969: 23-24).

Magdoff sostiene que “los medios tradicionales están aún disponibles y se les usa. Aún están entre nosotros el método de la invasión y el empleo de la fuerza militar; únicamente se han hecho anticuadas las racionalizaciones. Una flota armada que cubre todo el globo y una extensa red de bases militares pesan mucho en el resto del mundo. Se ha puesto mucha confianza en las más nuevas técnicas, quizá no completamente nuevas, pero aplicadas en escala más vasta y con mayor sofisticación que en el pasado: asistencia militar para apoyar a gobiernos “dignos de confianza” contra la revolución; ayuda económica para fortalecer un clima favorable para el capital y las importaciones extranjeras; y, un clima favorable para el capital y las importaciones extranjeras; y además la ubicua CIA” (1969:24).

Definida la noción de Seguridad Nacional, debemos contextualizarla en el marco de los Tratados de Libre Comercio (TLC). Prácticamente todo TLC trae en las disposiciones legales, en el capítulo de excepciones generales, un artículo referente a la “Seguridad Nacional” y su fundamento se encuentra plasmado en los artículos XX y XXI del GATT. Específicamente en el artículo XXI del GATT se dice:

No deberá interpretarse ninguna disposición del presente Acuerdo en el sentido de que: (…) c) impida a una parte contratante la adopción de medidas en cumplimiento de las obligaciones por ella contraídas en virtud de la Carta de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz y de la seguridad internacionales (énfasis BGH).

De este artículo se desprende que, en materia de seguridad nacional, ninguna parte del tratado podrá actuar al margen de lo estipulado en la Carta de las Naciones Unidas, que debe ser entendida no sólo como el documento constituyente de la ONU, “donde se determinan los derechos y las obligaciones de los Estados Miembros, sino que codifica los principios fundamentales de las relaciones internacionales, desde la igualdad soberana de los Estados hasta la prohibición de la utilización de la fuerza en las relaciones internacionales” (ONU, 1998:3).

En la Carta de Naciones Unidas, en lo referente a la Seguridad se expresa en su artículo 51:

“Ninguna disposición de esta Carta menoscabará el derecho inmanente de legítima defensa, individual o colectiva, en caso de ataque armado contra un Miembro de las Naciones Unidas, hasta tanto que el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas necesarias para mantener la paz y la seguridad internacionales. Las medidas tomadas por los Miembros en ejercicio del derecho de legítima defensa serán comunicadas inmediatamente al Consejo de Seguridad, y no afectarán en manera alguna la autoridad y responsabilidad del Consejo conforme a la presente Carta para ejercer en cualquier momento la acción que estime necesaria con el fin de mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales” (énfasis BGH).

En otras palabras, los Estados Miembros de Naciones Unidas, debían abstenerse de utilizar la fuerza en caso de ataque armado, sin el consentimiento del Consejo de Seguridad. Así, con esa remisión directa a la Carta de las Naciones Unidas, se pretendía, al menos teóricamente, eliminar cualquier portillo legal de este artículo de excepciones de los Tratados de Libre Comercio.

Es hasta el año 2000, en que vemos plasmado en los TLC el artículo de Seguridad Nacional. Desde el TLC entre Israel y EE.UU. en 1985, que en su artículo 7, se afirma solamente que, el “Article XX and XXI of the GATT are hereby incorporated into and made a part of this Agreement”. Prácticamente todos los Tratados de Libre Comercio, en sus artículos de excepciones generales, eran una copia fiel al artículo XXI del GATT. Sin embargo, para el 2000, el artículo deja de poseer un nombre concreto. Esto se puede constatar, por ejemplo, en el TLC entre EE.UU. y Jordania. Pese a ese cambio, aun se mantenía el contenido del artículo XXI del GATT.

Si nos ubicamos temporalmente, en el año 2000, por ejemplo, se pueden contemplar hechos que van a marcar toda la política internacional. Desde 1999 un grupo de neoconservadores de la era Reagan, autoproclamados como el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (PNAC, por sus siglas en inglés) comienzan a tener mayor protagonismo. En el documento titulado “Rebuilding America’s Defenses: Strategy, Forces and Resources for a New Century”, suscrito en septiembre de 2000, se manifiesta que EE.UU. en la actualidad no tiene rival a nivel mundial y que gracias a ello EE.UU. debe preservar y extender su poderío para consolidarse en un futuro[2]. Así, producto de ese poder sin igual, EE.UU. debía prepararse para posibles ataques al territorio nacional.

También deben tenerse presentes los “trabajos académicos” –que igualmente deben ser considerados como propaganda política para desvirtuar a los demócratas- de los neoconservadores (neocons) que en los albores de las elecciones presidenciales del 2000, enfatizaban en la necesidad de modernizar las fuerzas armadas estadounidenses. Estas, producto de los “dividendos para la paz” que ofrecía la administración Clinton, habrían entrado en decadencia y se corría el peligro de que EE.UU. no saliera victorioso ante la nueva guerra que se estaba confabulando –en realidad que ellos, los neocons, estaban confabulando-.

También en el 2000, en EE.UU., George Bush hijo, llega a la presidencia por medio de unas elecciones cuestionadas y cuyo gobierno parecía destinado al fracaso y a un pronto olvido. Los descalabros financieros que se desataron a poco de su asunción, como la quiebra de Enron (su principal contribuyente en la campaña electoral, seguido por Exxon Mobil) y el estallido de la burbuja económica de los felices 90’, no hicieron más que profundizar la situación. Sin embargo, un hecho traumático y funesto, como fue el ataque a las torres gemelas y el pentágono, la mañana del 11 de septiembre de 2001, harían variar significativamente el rumbo de los acontecimientos (Slavin, 2005:117-118).

Los atentados del 11 de septiembre pueden ser considerados como el acto justificador para la política exterior imperial de Estados Unidos soñada por el PNAC. Es a partir de esos actos que se proclama el USA Patriot Act (Uniting and Strengthening America by Providing Appropriate Tools Requiered to Intercept and Obstruct Terrorism) -semejante a la Ley de Incendio del Reichtag-[3] y se establece la Estrategia para la Seguridad Nacional, estrategia que se encuentra enmarcada en la Doctrina Bush, o guerra preventiva. Se crea la Seguridad de la Patria (Homeland Security), que podría ser catalogada como la viva imagen de la Policía del Pensamiento orwelliana y la GESTAPO[4], por la semejanza de sus funciones: vigilar y castigar.

“En éste marco de situación el gobierno de EE.UU. busca imponer leyes anti-terrorista a la medida de sus intereses, para el control de las organizaciones y grupos que considera enemigos. Presiona a gobiernos de otros países para que las aprueben junto a leyes de control social, para que todos aquellos que no concuerdan con sus políticas, sean considerados terroristas, abiertos o encubiertos, calificando a quienes lo son y quienes pueden llegarlo a serlo”[5].

Para el 2003, la Administración Bush se lanza a la invasión de Irak, sin el apoyo de Naciones Unidas, actuando con ello al margen del Derecho Internacional, al cual terminó por desconocer.

Resulta interesante que para el 2003, pese a que Chile rechaza la invasión a Irak, EE.UU. firma un TLC con el país suramericano. Es importante rescatar este tratado, porque en él, el artículo de excepciones de seguridad, presenta una leve variación al llegar a poseer de título: “Seguridad Esencial”. Sin embargo, el contenido del artículo, mantenía prácticamente la esencia del artículo XXI del GATT. El artículo 23.2 Seguridad Esencial del TLC EE.UU.-Chile dice:

Ninguna disposición de este Tratado se interpretará en el sentido de:

(b) impedir a una Parte que aplique cualquier medida que considere necesaria para el cumplimiento de sus obligaciones de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas con respecto al mantenimiento y restauración de la paz y la seguridad internacionales, o para proteger sus intereses esenciales en materia de seguridad (énfasis BGH)[6].

Como se puede constatar, aún en el 2003 se conservaba la importancia del cumplimiento de la Carta de Naciones Unidas. Sin embargo, para el 2004, esto cambiaría. De forma secreta se negocia un TLC entre Centroamérica, República Dominicana y EE.UU. (CAFTA-DR), característico de la “diplomacia secreta” que imperó hasta inicios del siglo XX. Vale decir que a diferencia de tratados que otros países han realizado con EE.UU., en el CAFTA-DR, más que una negociación lo que imperó fue una imposición, en la que prácticamente los países centroamericanos y República Dominicana ceden su soberanía sobre gran parte de su territorio a EE.UU. Así, en el anexo 2.1.g.III; de dicho tratado EE.UU. determina como su territorio:

“Cualquier zona que se encuentre más allá de los mares territoriales de EE.UU. dentro de la cual, de conformidad con el Derecho Internacional y con su derecho interno, EE.UU. podrá ejercer derechos en lo que se refiere al fondo y al subsuelo marinos y a sus recursos naturales[7]” (énfasis BGH).

Sin embargo, es más sorprendente, por su ambigüedad, el artículo 21.2, titulado Seguridad Esencial, del CAFTA-DR. Donde se expresa:

“Ninguna disposición de este Tratado se interpretará en sentido de: a) Obligar a una parte a proporcionar ni a dar acceso a información cuya divulgación considere contrarias a sus intereses esenciales en materia de seguridad; o b) Impedir que una Parte aplique medidas que considere necesarias para cumplir con sus obligaciones respecto al mantenimiento o restauración de la paz y seguridad internacional, o para proteger sus intereses esenciales en materia de seguridad (énfasis BGH).

Es evidente cómo este artículo se distancia completamente de lo estipulado en el Artículo XXI del GATT. Es importante, además, la supresión del carácter vinculante a la Carta de las Naciones Unidas. Si nos apegamos a las explicaciones que dio el Ministerio de Comercio Exterior de Costa Rica (COMEX) para la primera ronda de negociación, en cuanto a los objetivos del capítulo de excepciones, dice: “Identificar las situaciones específicas por las cuales no se aplicarían las disposiciones del tratado en razón de existir motivos de interés público, seguridad nacional, balanza de pagos o medidas tributarias[8]”.

De ello, se podría deducir, que por motivos de “Seguridad Nacional” por una de las Partes, se dejarían de aplicar las disposiciones del tratado, incluido la privacidad personal y de los datos personales en las telecomunicaciones, que se encuentran garantizadas en el TLC en el artículo 13.2.4, incisos a y b. En adición a esto debe recordarse que “tras los terribles atentados del 11 de septiembre de 2001, la lucha contra el terrorismo se ha convertido en la mejor justificación para promover la actividad Comint (Communications Intelligence, es el espionaje de las comunicaciones, BGH) por motivos de seguridad nacional (García Mostazo, 2003:21).

Con ello, EE.UU., o cualquier gobierno de un Estado parte del CAFTA-DR, podrían alegar, por ejemplo, que los movimientos de oposición atentan contra la “seguridad esencial”, legitimando así persecuciones como las que se realizan en los EE.UU., al amparo del USA Patriot Act, donde, personas han sido arrestadas y juzgadas como “terroristas”, sin prueba alguna en tribunales militares y posteriormente enviados a campos de concentración como Guantánamo[9].

Este tipo de persecuciones políticas fueron practicadas por el régimen nazi en Alemania, mediante la creación de los campos de concentración que al inicio tenían un carácter de prisión preventiva para los presos políticos, comunistas principalmente y después judíos. Actualmente, se contempla en EE.UU., las persecuciones que viven la comunidad árabe y musulmana, además de toda aquella persona que muestre indicios de oposición al gobierno de Bush.

La validación de este argumento lo encontramos en El Salvador, dónde el 21 de septiembre de 2006, se aprueba por parte de la Asamblea Legislativa la “Ley Especial Contra Actos de Terrorismo”[10], que presenta la misma ambigüedad que el USA Patriot Act: no hay una definición clara de terrorismo. De ahí que, uno de los puntos manifestados por los defensores de Derechos Humanos en el Salvador, es que con esta ambigüedad “cualquier conducta que provoque inseguridad, intranquilidad, alarma, temor o zozobra en las personas, podría ser considerada como terrorismo”[11].

El Salvador es uno de los primeros países del CAFTA-DR - después de EE.UU.- en consolidar el marco jurídico-político para la represión de los movimientos sociales que se oponen a las políticas revisionistas estadounidenses para el control y la explotación de recursos estratégicos.

En el contexto de esta ley anti-terrorista en El Salvador, se han creado “listas negras” por parte de la Policía Nacional Civil (PNC), “lista que es compartida con los agentes Estadounidenses que son los instructores en la Academia Internacional de Policía (ILEA) y con el Organismo de Inteligencia del Estado (OIE) en San Salvador. Esta lista es compartida con otras agencias como el FBI y con militares en la base militar de Comalapa, así como con los agentes dentro de la Embajada estadounidense en la Colonia Santa Elena; en esta misma lista se encuentran jóvenes estudiantes de organizaciones de la Universidad Nacional y líderes de derechos humanos, así como del sector religioso, campesino y obrero”[12].

Otro elemento, para tomar en cuenta, es que la ambigüedad del término “Seguridad Esencial” es de tal magnitud, que no existe definición alguna, salvo como software contra virus. Fuera del campo de la informática, no existe tal cosa. De ahí que producto de esa ambigüedad, una Parte, en realidad la única parte que tiene la capacidad de realizar tales acciones, es decir EE.UU., puede alegar a que Costa Rica, al proteger los recursos marinos, atenta contra la “Seguridad Esencial” estadounidense, al no permitirle la explotación de las reservas de hidratos de metano, y por ello, se apoderará de ellas por medio de la fuerza militar. Esto puede parecer ciencia ficción, pero la mayoría de las incursiones militares estadounidenses más allá de la retórica, ocultan un interés específico: el control de recursos estratégicos.

También en virtud de sus “obligaciones respecto al mantenimiento o restauración de la paz y seguridad internacional, o para proteger sus intereses esenciales en materia de seguridad”, ninguna parte del tratado podrá oponerse a las incursiones militares que emprenda EE.UU. en cualquier parte del mundo.

En un informe comparativo realizado por servicios técnicos para la Asamblea Legislativa de Costa Rica, se concluye, erróneamente, que, las definiciones presentes en el texto del CAFTA-DR, en específico el capítulo de Excepciones, son similares a los Tratados de Libre Comercio con Chile y Canadá. Es desacertada dicha comparación, debido a que, en lo referente a la Seguridad Esencial presente en el CAFTA-DR, se presenta una definición totalmente ambigua que excluye, como se ha demostrado anteriormente, las obligaciones contraídas en la Carta de Naciones Unidas, elemento que sí se encuentra estipulado en los tratados de Chile y Canadá, en los cuales, los artículos de Seguridad Nacional no presentan la ambigüedad presente en el CAFTA-DR, y, por el contrario, son especificas las situaciones a las que son aplicables el artículo[13].

Aventurándome en la definición de Seguridad Esencial, de acuerdo a la ya definida Seguridad Nacional, podría afirmar que, Seguridad Esencial, es el derecho inalienable o exclusivo de EE.UU. del control y explotación de recursos estratégicos, a través de sus empresas transnacionales, y protegidas por sus ejércitos, que le permitan a EE.UU. sostenerse como centro de poder en el sistema internacional.

De ahí que, Seguridad Esencial no debe ser comprendida como el proceso de securitización mediante el cual se buscaba la adaptación y el control de las situaciones de vulnerabilidad producto de la “interdependencia” que caracteriza al sistema internacional. Por el contrario, debe ser entendida como la potenciación de esas vulnerabilidades con el fin de llevar a cabo el proyecto imperial estadounidense, produciendo con ello un retorno al realismo maquiavélico o Realpolitik, en cuanto a que el fin justifica los medios.

Seguridad Esencial engloba, por tanto, las nociones de seguridad nacional, alimentaria, energética, sanitaria, económica, política, comercial, financiera, entre otros; no para librar a EE.UU. de las amenazas que se generan en el sistema internacional, sino para mantener a EE.UU. en el centro del poder de la red imperialista, eliminando a cualquier otro adversario o retador hegemónico y convertir al mundo en el área de dominación de EE.UU.

Un claro ejemplo de lo antes citado, es el dilema actual en cuanto al enfrentamiento entre seguridad energética y seguridad alimentaria en relación a la producción de etanol. Se ha sostenido que “el cuestionamiento primigenio de orden ético a este plan -Plan Twenty in Ten, anunciado por el presidente Bush, BGH-, lo constituye el hecho de que no esté destinado a modificar el patrón de consumo energético de los EE.UU., sino todo lo contrario, no es mas que una búsqueda de nuevas opciones que le aseguren su perpetuación, en este caso, con la sustitución de la quema de combustibles fósiles por la quema de biocombustibles producidos en países latinoamericanos de gobiernos “amigos” de los EE.UU. Ello explica el origen de muchos otros cuestionamientos en torno a la viabilidad ecológica, económica y social del plan, particularmente para los países más pobres de América Latina llamados a sostener el plan estadounidense ante su incapacidad material para hacerlo”[14].

En el campo económico-social el efecto se encontraría “en el encarecimiento de alimentos, en primer lugar porque el destino del maíz sembrado no es la industria alimentaria sino las plantas de etanol. Esto producirá un encarecimiento no solamente del maíz como producto de consumo final, sino también de todos aquellos productos alimenticios que lo utilizan como insumo, tal vendría a ser el caso de la carne de pollo o cerdo”. Con ello, “por garantizar la seguridad energética de los EE.UU. se estaría atentando contra la seguridad alimentaria de los países latinoamericanos” (Ídem, énfasis BGH).

Es a través del portillo legal que abre la noción de Seguridad Esencial que EE.UU. “no sólo debe asegurar el acceso a esas reservas del exterior; también deben dar pasos para que las entregas a Estados Unidos no se vean impedidas por guerras, revoluciones o desórdenes civiles. Estos imperativos gobernarán la política del país hacia todas las regiones de importancia en cuanto a suministro energético, en particular el golfo Pérsico, la cuenca del mar Caspio, África y América Latina” (Klare, 2002:2).

No sería de sorprender que amparados en la cláusula de Seguridad Esencial, las grandes corporaciones estadounidenses no sólo encuentren un mecanismo para la protección militar de sus intereses y subsidiarias en la región, sino también la posibilidad de recurrir al espionaje de las comunicaciones para obtener fines económicos.

Es importante traer a colación a la Oficina de Enlace de Inteligencia, creada por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA por sus siglas en inglés), la CIA y el Departamento de Comercio de EE.UU. Esta oficina “instituyó un mecanismo formal por el que podía utilizarse la información obtenida por la NSA en apoyo de los intereses económicos y comerciales de EE.UU.” (García Mostazo, 2003: 141)

Una de las empresas estadounidenses beneficiarias de este tipo de actividad es Raytheon Corporation. Gracias a la intercepción de llamadas telefónicas, por parte de la NSA, entre la firma francesa Thomson-CSF y el Gobierno de Brasil en 1994 concerniente al SIVAM, sistema de vigilancia por satélite con un valor de 1.300 millones de dólares para la selva tropical amazónica, sin embargo, el contrato se le adjudicó a Raytheon. Esta empresa además “presta servicios de ingeniería y mantenimiento a la estación de interceptación de satélites “Echelon” que tiene la NSA en Sugar Grove” (García Mostazo, 2003: 142). La fama de Raytheon[15] se encuentra en el campo de la fabricación de misiles, de los que sobresalen los Tomahawk y los Patriot. Además para la invasión a Irak fue la creadora de las GBU-28, mejor conocidas como “Bunkerbuster”, dotadas de cabezas mejoradas BLU-113 capaces de penetrar varios metros de hormigón armado. La BLU-113 es la cabeza “perforadora” convencional más poderosa jamás creada. Es importante tener presente que las GBU-28 pueden ser también equipadas con las B61-11 que es la “versión nuclear” de las BLU-113.

Este tipo de armas que pasan como “convencionales”, debido a la ambigüedad de las categorizaciones, son en realidad armas nucleares que cínicamente el Pentágono califica como “de baja radiación”. Se caracterizan por ser elaboradas de minerales de uranio empobrecido. Resulta interesante, que Raytheon posea ya representación en Costa Rica, y que, además, esté planeando la compra de terrenos en Paquera, para instalar un plantel[16]. Es importante tener presente que, en las listas de desgravación arancelaria de Costa Rica en el CAFTA-DR, se incluyan “minerales de uranio y sus concentrados” (folio 935); Uranio enriquecido en U 235 y sus compuestos” (folio 941).

Retornando a la cláusula de Seguridad Esencial en el CAFTA-DR, no deja de sorprender el que en un tratado “comercial” se encuentre estipulado -o al menos se abra un portillo- el espionaje o demás actividades clandestinas. Esto se constata en el folio 2554 del tratado, en la lista de desgravación arancelaria de EE.UU. que expresa: “A solicitud del Departamento de Estado: artículos de ciudadanos de países extranjeros para presentación del Presidente o Vicepresidente de EE.UU.” (98070050) y “grabados, impresiones fotográficas o películas expuestas, cintas de video, publicaciones gubernamentales en “micromedia” para uso de cualquier agencia gubernamental de EE.UU.” (98080010). Entiéndase por “cualquier agencia gubernamental de EE.UU.”, a la NSA, la CIA y al FBI, entre otras.

Podría enmarcarse en la cláusula de Seguridad Esencial la gran cantidad de armas y demás artículos para fines militares estipulados en las listas de desgravación arancelaria del tratado. Las armas estipuladas van desde “lanzacohetes, lanzallamas, lanzagranadas, lanzatorpedos y lanzadores similares” (folio 1057) hasta “tanques y demás vehículos blindados de guerra, incluso con su armamento” (folio 1050) y “navíos de guerra” (folio 1051). Esta gran cantidad de armas servirán para sostener en el poder a los regimenes satélites de EE.UU. en la región, con la excusa de contrarrestar la amenaza terrorista[17] así como para controlar la expansión del populismo.

Por todo lo anterior, Seguridad Esencial podría catalogarse como la internacionalización del USA Patriot Act y con ello los poderes plenipotenciarios del poder ejecutivo estadounidense. En última instancia, La Seguridad Esencial es Pax Americana[18]. Y esta Pax Imperii es semejante, a “la Roma cuando Tácito exclamó: «Roban, hacen carnicerías y a eso lo llaman imperio. Y cuando crean una desolación, a eso lo llaman pax romana[19]»”.
[1] Reacuérdese la invasión a Polonia por parte de la Alemania nazi. El argumento principal de la propaganda alemana para justificar una posible invasión a Polonia, fue la persecución polaca de las minorías alemanas. Alemania buscaba anexionarse los territorios de Danzig y del Corredor polaco pero, ante la negativa de Polonia de cederle esos territorios, provoca que la fase final de la preparación del ataque contra Polonia: El autoatentado: un miembro de las SD (Sicherheitsdienst, Servicio de Seguridad del Partido) simuló un ataque “polaco” a la emisora de radio alemana de Gleiwitz, que se completó con cadáveres (de presos del campo de concentración) en uniforme polaco (Watt, 1997 citado en González, 2005:18). Este acto llega a justificar su estrategia de guerra preventiva:, (1) de esta manera busca imponerse ante el hegemón en decadencia, Inglaterra; (2) establecer lo que sería el Reich Alemán en toda Europa y (3) crear un régimen internacional que le beneficiara (González, 2005:18).
[2] Textualmente se afirma que “what we require is a military that is strong and ready to meet both present and futures challenges; a foreign policy that boldly and purposefully promotes American principles abroad; and national leadership that accepts the United States’ global responsibilities”. En Rebuilding America’s Defenses. Presentación del PNAC.
[3] Ley creada en la Alemania Nazi (1933-1945) en la cual se le confieren poderes plenipotenciarios a Hitler.

[4] Geheime Staatspolizei (policía secreta del estado): policía política del régimen nazi de Alemania, fundada en 1933 por Göring y dirigida desde 1934 por Himmler. Sus principales funciones era la de vigilar a los enemigos internos y la de posteriormente castigarlos.
[5] Pérez Esquivel, A. 2005. La Ley antiterrorista y el terrorismo de Estado. En Red Voltaire, sitio web: http://www.voltairenet.org/article124430.html
[6]http://ctrc.sice.oas.org/Trade/chiusa_e/chiusaind_e.asp
[7] En cuanto a la desprotección del territorio marino nacional véase las afirmaciones de Guillermo Quirós en: http://www.universidadsanjuandelacruz.net/referendum.htm
[8] Todos los documentos oficiales, al igual que el texto CERTIFICADO del TLC se pueden descargar del sitio web del COMEX: www.comex.go.cr

[9] Sobre el espionaje de las telecomunicaciones véase el libro de Nacho García Mostazo, “libertad vigilada. El espionaje de las comunicaciones”.

[10] Para mayor información: http://boell-latinoamerica.org/download_es/Ley_Antiterrorista_El_Salvador.pdf

[11]Adital. “Ley provoca rechazo”. 26 de septiembre de 2006. En el sitio
web:http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=24606

[12] Flores, F. Aplicarán ley anti-terrorista a vendedores ambulantes en El Salvador. 4 de junio de 2007. En el sitio-Web: http://chichicaste.blogcindario.com/2007/06/00405-aplicaran-ley-antiterrorista-a-vendedores-ambulantes-en-el-salvador.html
[13] Para consultar este informe comparativo para la Asamblea Legislativa de Costa Rica, véase el sitio web: http://www.asamblea.go.cr/servicios_tecnicos/w_dst/contenido/investigaciones/mcafta/matriz_tlc/21.pdf
[14] Etanol: ¿panacea económica y ecológica? Editorial publicado en la revista Puentes Vol. 8. N. 2. mayo 2007. http://www.ictsd.org/monthly/puentes. El editorial muestra como en “Algunos datos suficientemente preocupantes dan cuenta del sostenido incremento en los precios que experimentaran por ejemplo el maíz: un 20% para el 2010 y un 41% para el 2020. Semillas oleaginosas como la soya, la colza y el girasol: un 26 por ciento para el 2010 y un 76 por ciento para el 2020 y el trigo un 11% para el 2010 y un 30% para el 2020. Dichas situaciones ya empiezan a experimentarse en algunos países, como en el caso de México que debió acudir al Acuerdo para Estabilizar el Precio de la Tortilla, alimento base de la dieta del mexicano desde hace milenios, que se ha visto encarecido ante un panorama inédito y no previsto para las autoridades mexicanas, que además, para marzo del 2008, enfrentaran la total liberalización del mercado del maíz en virtud del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Otro país que desde ya se esta viendo sorprendido por los altos precios del maíz, es Nicaragua, cuyos productores de pollo están viendo encarecidos sus insumos para el engorde de los animales”.
[15] Raytheon también se caracteriza por actos de corrupción, como los descritos en la sitio web http://www.corpwatch.org/article.php?list=type&type=13 donde se destaca que “The company has paid millions of dollars in fines for illegal activities. In October 1994, Raytheon paid $4 million to settle government charges that it had inflated the cost of a $71.5 million radar contract. In October 1993, Raytheon paid out $3.7 million to settle U.S. government charges that it had inflated the cost of Patriot missiles. The year before the company paid out $2.75 million for overpricing missile test equipment. In March 1990, Raytheon pleaded guilty in federal court to Judge Albert Bryan, Jr. in Virginia for illegally obtaining secret Air Force budget and planning documents. The company paid a million dollars in fines. In October 1987, the Justice Department signed on to a $36 million lawsuit originally filed by a former Raytheon employee, which alleged that Raytheon submitted false claims for work done on missiles”. De ahí que no sería de extrañar que Raytheon posea algún vínculo con los gobiernos centroamericanos.
[16] Véase “Altos Ejecutivos de la industria militar fundaron empresa en Costa Rica desde 1998” en www.informa-tico.com. edición # 120. 9/10/06
[17] Palabra sumamente ambigua, utilizada y abusada según lo considere conveniente Washington, en otras ocasiones he explicado la inversión ideológica que sufre el terrorismo. En el caso costarricense, por ejemplo, la catalogación de terrorista es aplicada tácitamente por el gobierno de Arias y los medios de comunicación principalmente a los estudiantes universitarios, movimiento que ha sido criminalizado por el régimen de los Arias. Véase mi “inversión ideológica de la lucha contra el terrorismo” capítulo que forma parte de “Religión, Terror y Globalización: Esencia del Imperialismo”. http://leavingwonderland.blogspot.com.

[18] Es decir, la paz en el mundo promovida y asegurada por la diplomacia y los ejércitos de EE.UU. Con ello decir paz mundial equivale a decir Pax Americana, porque según los neoconservadores sin la concurrencia de EE.UU. no es posible la paz (Soriano; Mora, 2005: 31). Y se debe recordar que esa paz mundial promovida por los EE.UU., es de carácter orwelliano, es decir “la guerra es la paz”. De una esencia fuertemente maniquea, la pax americana es el “están con nosotros o en nuestra contra”.

[19] Citado en John Saxe-Fernández, 2006: 260.

jueves, 12 de febrero de 2009

La Geopolítica de los Tratados de Libre Comercio

Para comprender la intencionalidad de los TLC desde una perspectiva geopolítica, se puede utilizar como marco referencial la teoría de la Grand Area y su referente histórico las Grossräume (grandes áreas).

La noción de las Grossräume se encuentra en la teoría nacional-socialista de la Grossraumwirtschaft, expuesta por Karl Haushoffer, contemplaba que la era de los Estado-nación, como unidad económica, ya había pasado, y que estos debían reemplazarse por la idea de las grandes áreas (Grossräume) que presentaran una cierta unidad geográfica y económica (Saxe, J, 2001:169). Sin embargo, lo que se pretendía con dicha teoría era la creación de “bloques económicos” o “áreas de influencia” en torno a Estados industrializados, desde los cuales dichos Estados, podrían aprovechar las materias primas y los recursos de sus bloques respectivos. Y como fin ulterior estos bloques llegarían a constituirse como Lebensraum[1] (espacio vital) de los estados de capitalismo monopólicos o imperialistas.

Desde esta teoría se concebía que dichas potencias dominantes de las Grossräume, poseían un Raumsinn (sentido de espacialidad) es decir, para garantizar su “Seguridad Nacional” podían expandirse en todo el bloque que les correspondía. Si la potencia dominante no se expandía, era muestra de debilidad, y pronto se vería amenazada por otra potencia que buscaba una mayor acumulación de poder.

En última instancia ese Raumsinn producía que las potencias dominantes desarrollaran políticas revisionistas en sus respectivas áreas de dominación o “irradiación” (Ausstrahlung), con ello, podían deponer gobiernos opositores y colocar (o simplemente apoyar) gobiernos títeres. Claro ejemplo de lo anterior podría ser el gobierno de Vichy[2], en Francia, implantado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, y actualmente las dictaduras “fascistas simpáticas”[3] de Oscar Arias en Costa Rica; Felipe Calderón en México; Alan García en Perú; y Álvaro Uribe en Colombia, por citar unos casos.

Con la teoría de la Grossraumwirtschaft “los economistas alemanes apuntaban a la estrecha interconexión transnacional de infraestructuras, instalaciones y redes productivas, energéticas, tecnológicas y comerciales que abrazaban una vasta área geográfica y hacían mutuamente dependientes a las diversas zonas que formaban parte de esa área geográfica[4]”. Claro está que toda esa interconexión se dirigía hacia el centro metropolitano.

Como antecedente histórico, vale la pena tener presente que la doctrina de seguridad nacional que se promulgó en América Latina, representó para los EE.UU., su Raumsinn, la posibilidad de expandirse sobre todo el continente para contener al comunismo, que había penetrado su Lebensraum mediante los movimientos revolucionarios que surgieron en América Latina. Una mayor injerencia de la Unión Soviética (URSS) en América habría significado una disminución de los recursos explotados por los EE.UU. lo que podría haber ocasionado su colapso.

Es importante recordar que en Haushofer el determinismo geográfico se hallaba complementado por un determinismo racial, de ahí que “no todos los pueblos tienen la misma capacidad para dominar el espacio y explotar sus cualidades en beneficio propio. Esa capacidad se encontraba en Haushofer racialmente determinada y justificaba la posición subordinada de unos pueblos respecto de otros pueblos” (Campderrich, 256). Como se verá más adelante, este determinismo racial se encuentra plasmado en los discursos de los ideólogos estadounidenses para la estrategia de control en el continente americano.

Cabe rescatar otro de los elementos que determinan la teoría de la Grossräume, y es la concepción haushofferiana del Mitteleuropa, popularizada por Friedrich Naumann en 1915, y que denotaba con esta palabra la creación de un superestado federado que abarcaría Europa central y en el cual el peso decisivo lo ostentaría el II Reich. En Haushofer Mitteleuropa se identificaba con el área de control directo de Alemania en Europa central y oriental, cuyos contornos fueron variando según las circunstancias políticas” (Campderrich, Loc. Cit).

De ahí que la aplicación de la teoría de las Grossräume por parte de los EE.UU., tiene como objetivo la consolidación de lo que podríamos llamar Mittelamerika, es decir, el área de dominación directa estadounidense en el continente americano, formada por América Central y el Caribe, principalmente. Área que se encuentra “amenazada” por el surgimiento de retadores hegemónicos regionales, como es el caso de Brasil y por la expansión de movimientos populistas como en el caso de Venezuela, Bolivia y Ecuador.

En cuanto a la Grand Area estadounidense, surge de un estudio realizado por el Council on Foreign Relations en la década de los treinta, cuyo objetivo era el “determinar si EE.UU. podría lograr un alto nivel de autosuficiencia mercantil y en el área de las materias primas, sin necesidad de recurrir al Imperio Británico, al hemisferio occidental o Asia” (Saxe, J. 2006:56).

La conclusión a la que llegó el estudio fue que “el hemisferio, de Alaska a la Patagonia, debía unificarse con otro bloque, una propuesta que sugiere una modificación y ampliación del área sobre la que la Doctrina Monroe ejercía su jurisdicción o zona de influencia”, con ello, apunta Saxe-Fernández, “la Grand Area desde la cual EE.UU. podría lograr un nivel de autosuficiencia mayor que el de Alemania en la Europa Continental, indispensable para proyectar un nuevo orden internacional en el periodo posbélico, incluía al Imperio Británico y al Lejano Oriente” (2006:57).

Es importante la influencia que tendrá la Grand Area sobre las conceptualizaciones de la Seguridad Nacional en EE.UU. Al final de la Segunda Guerra Mundial, en la noción de seguridad nacional se incluyó: la importancia de “una esfera de influencia estratégica dentro del hemisferio occidental (del cual otros poderes, especialmente europeos, iban a ser excluidos y donde la «influencia estratégica» incluye el control económico); la dominación de los océanos Atlántico y Pacífico; un sistema extenso de bases remotas para agrandar la frontera estratégica y proyectar el poder norteamericano; un sistema aún más extenso de derechos de tránsito para facilitar la conversión de aeropuertos comerciales al uso militar; el acceso a los recursos y los mercados de la mayor parte de Eurasia, la negación de estos recursos a un presunto enemigo y el mantenimiento de la superioridad nuclear” (Leffler, M. citado en Chomsky, 1988:38).

Del primer punto de esa conceptualización de seguridad nacional de la Guerra Fría -que actualmente no ha variado en lo más mínimo- , se contempla ya la iniciativa para la creación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

James Petras afirma que el ALCA “es una extensión del neoliberalismo hacia una dominación política y no solo económica, porque no se trata únicamente de bajar las barreras arancelarias, puesto que muchos países ya lo hicieron, sino que es también la continuidad de las políticas de privatización” (Petras, 2004:61)..

Entonces el ALCA –continúa Petras-, “no es más que el traslado del centro de decisión a Miami, desde donde EE.UU. va a dictar las condiciones de comercio, de privatización de los servicios públicos y las condiciones para la producción. En consecuencia, esta transferencia también significa que los gobiernos de América Latina no tienen función económica. De esta manera el ALCA terminará copando las funciones estatales, consolidará un poder político cuyo objetivo es la exclusión de Europa y Japón como rompedores de EE.UU., marginando también a los productores de América Latina, absorbiendo además los servicios de salud y educación que quedan en manos de los gobiernos nacionales de los países de esta región y como si esto fuera poco, está la posibilidad de utilizar los ejércitos latinoamericanos más allá de las fronteras –como los gurkas en los famosos ejércitos de Inglaterra-. Ello además posibilitaría el reclutamiento de soldados de Suramérica a partir de de los conflictos mundiales para ponerlos a hacer trabajo bélico” (Petras, Loc. Cit).

Considero al ALCA como la mejor representación práctica de la Grand Area y de la Grossraumwirtschaft, debido a que “el ALCA está hecho para maximizar la parte de EE.UU. en los mercados y en los recursos latinoamericanos. Ha sido elaborado para crear una “Fortaleza América” contra la competencia euro-asiática, y maximizar la extracción de beneficios para financiar la creciente crisis en EE.UU.” (Petras, 2004:83). Sin embargo, se debe recordar que pese a que el ALCA no llegó a consolidarse como tal, los EE.UU. aún conservan la intención de crear esa “Fortaleza América”, ello lo están realizando a través de TLC con diferentes países de la región[5].

En cuanto al dominio de los océanos Atlántico y Pacífico, es EE.UU., la potencia que tiene la mayor capacidad de despliegue en estos océanos lo que ha permitido la movilización hacia casi cualquier punto sobre la Tierra, en especial hacia el Medio Oriente, además de la vigilancia constante que realiza a lo largo del continente americano, creando con ello una especie de escudo continental. Cabe recordar, además, los ejercicios militares conjuntos que realiza con otros Estados, con el pretexto de “funciones sociales” de los militares y entrenamiento a los ejércitos locales.

El tercer punto es importante en cuanto a que, en el caso América Latina, dentro de la estrategia imperial de EE.UU. encontramos desde la implantación de bases militares y la realización de ejercicios conjuntos y navales hasta el “complejo Plan Colombia”.

Chalmers Johnson afirma que “en otra época, se podía establecer la extensión del imperialismo contando sus colonias. La versión estadounidenses de la colonia es la Base militar y si observamos los cambios en la política mundial de Bases, podemos aprender mucho en relación con la expansión de nuestras “huellas” imperiales y el militarismo que crece con ellas”[6].

En cuanto a los ejercicios militares, Carlos Ernesto Motto afirma que “el Comando Sur de EE.UU. organiza anualmente varios de estos operativos (Nuevos Horizontes y UNITAS) y su realización se concentra en la primera mitad del año, territorialmente tienden a concentrarse en América Central y el Caribe. Estos operativos son llevados adelante por miembros de las Guardias Nacionales de los EE.UU. por unidades médicas y por batallones de ingenieros de Marines, la Armada o la Fuerza Aérea en conjunto con fuerzas del país anfitrión, suelen ocupar a centenares y hasta miles de efectivos y durar hasta un cuatrimestre completo[7]. Prácticamente los objetivos fundamentales de estos operativos, son vigilar a los movimientos sociales, “ablandar” a los pueblos en donde se lleva a cabo, y el cumplimiento de funciones geoestratégicas como la protección de las zonas de interés estadounidense.

Sin ahondar en el cuarto punto, es importante recordar que la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), es parte de las ramificaciones defensivas del Pentágono, y que muchas de sus investigaciones pertenecen al campo militar. Las investigaciones realizadas por la NASA en territorio costarricense, pueden ser entendidas como de reconocimiento territorial y de los recursos estratégicos que se encuentran en el territorio nacional. Con ello, la utilización del aeropuerto Juan Santamaría por parte de la NASA, podría ser visto como de carácter militar.

El quinto punto, es de gran importancia porque permitirá comprender la función geoestratégica de los TLC, en cuanto a la apropiación y control de recursos estratégicos en el Grand Area -reitero, hemisferio occidental, antiguo imperio británico y Asia-, y para el posicionamiento estratégico para posibles intervenciones militares. Para esto, me enfocaré en distintos TLC que ha firmado EE.UU. a nivel mundial, explicando su importancia geoestratégica y de sus recursos naturales[8]. Recuérdese que todos los tratados poseen en el capítulo de excepciones, la cláusula de “Seguridad Nacional” y en tratados más recientes “Seguridad Esencial”, que por su ambigüedad abre portillos legales que pueden ser utilizados para las proyecciones militares estadounidenses.


América

Agotado el anexionismo territorial como medio de consolidar un proyecto nacional que giró alrededor del principio de la especulación con la tierra en su primera fase, afirma John Saxe, EE.UU. ingresa prácticamente desde la Guerra Civil (1861-1865) a una etapa de construcción de una “esfera de influencia” hemisférica utilizando instrumentos de proyección económica (Inversiones, el “anexionismo comercial”, manejos de empréstitos, etc.) con un constante apoyo de sus fuerzas de proyección militar naval y terrestre en México, Centroamérica y el Caribe (1900-1910) y posteriormente en América del Sur (1920-1930) (Saxe, J. 2006:45).

Es necesario entender que las políticas estadounidenses al pretender el control absoluto del continente, no pueden permitir la existencia de procesos o elementos que escapen de su control, pues, el continente funciona como plataforma para sus incursiones militares, enfrentamiento con otras potencias, y sus proyecciones globales.

La utilización de un puño visible del mercado se contempla a lo largo de la historia intervencionista estadounidense en América Latina. En 1786, Thomas Jefferson describió a EE.UU. como “el nido, desde el cual, toda América, norte y sur, va a ser poblada”. “Está bien, continuó Jefferson, que el continente permanezca en manos de la corona española hasta que nuestra población esté lo suficientemente adelantada para ganárselo, pedazo a pedazo” (citado por Chomsky, 1988:29).

Mientras formulaba el concepto que condujo a la Doctrina Monroe, John Quincy Adams describía al continente americano como “nuestro propio dominio”; “el continente de Norteamérica”, “esta es la ley de naturaleza” (1988:29).

A inicios del siglo XX, el entonces presidente de EE.UU., Woodrow Wilson, padre del idealismo político, esbozaba, con esa esencia pacifista por la que la historia lo recuerda, “nuestro peculiar deber es enseñar a los pueblos coloniales el orden, el auto control y la disciplina y el hábito de la ley y la obediencia”. Sin embargo en la práctica, a lo que hacía referencia era a “la obediencia a nuestro derecho de robarles y explotarlos” (1988:29-30).

Continuando con los referentes históricos presentados por Chomsky, resultan interesantes las afirmaciones del Secretario de Estado de la administración Wilson, Robert Lansing, sobre la Doctrina Monroe: “En defensa de la Doctrina Monroe, los EE.UU. se guían por sus propios intereses. La integridad de las otras naciones americanas es un incidente y no un fin. Aunque esto puede parecer basado sólo en el egoísmo, el autor de la Doctrina no tenía ningún ideal más alto o generoso cuando hizo la declaración” (1988:31. énfasis BGH).

Posteriormente, “al amparo de la campaña propagandística del “Buen Vecino”, silenciosa pero sistemáticamente, Roosevelt giró instrucciones para el establecimiento y desarrollo de mayores vínculos militares bilaterales con los países latinoamericanos, sentando las bases sobre las que se desplegaría el poderío militar de EE.UU. hacia Latinoamérica durante la Guerra Fría” (Saxe, J. 2006:48).

En 1950, George Kennan apuntaba, en una sesión informativa para embajadores en América Latina, que “una de las preocupaciones principales de la política exterior estadounidense debía ser la protección de nuestras materias primas, en un plano más amplio, de los recursos materiales y humanos que son nuestros por derecho legítimo. Para proteger nuestros recursos, debemos combatir una herejía peligrosa que, tal como señaló la inteligencia norteamericana, estaba proliferando en América Latina: la amplia aceptación de la idea de que el gobierno tiene la responsabilidad directa del bienestar del pueblo” (citado en Chomsky, 1988:34).

En casos más recientes, en los “acuerdos de libre comercio” que EE.UU. ha realizado en la región latinoamericana, como el Área de Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), donde “el gobierno de Bush insiste en actuar por el lado de la oferta, ya sea desregulando áreas ecológicas protegidas en el Ártico, imponiendo, con la excusa de la guerra contra el terrorismo, esquemas leoninos como el de la Alianza (ASPAN, BGH), centrados en la extracción de combustibles fósiles de México y Canadá, o bien utilizando de manera directa la fuerza militar para lograr el acceso y control de yacimientos gigantes –por ejemplo en Irak, y según Rumsfeld, en Venezuela-, todo ello sin mayor esfuerzo por el ahorro y la eficiencia, especialmente en el área de transporte” (Saxe, J; 2006:159).

Para John Saxe Fernández, la Alianza “es la más reciente expresión de esa aspiración imperialista de agregar al manejo comercial, financiero y de inversión la sombrilla de la seguridad. El TLCAN (Tratado Libre Comercio de América del Norte) es mucho más que un mero asunto comercial. La metástasis del TLCAN rápidamente se trasladó del comercio a otros de sus objetivos centrales: el dominio irrestricto sobre la Inversión Extranjera Directa (IED), la estrategia monetaria, la instauración de candados al nivel de seguridad nacional y el manejo, administración y usufructo del espacio geográfico mexicano y sus vastos recursos humanos, minerales y combustibles fósiles” (Saxe, J. 2006:179)

En América Central, cabe recordar que EE.UU. “ha enfocado sus propuestas diplomáticas y las actividades militares en la región, en especial con dos iniciativas: por una parte la creación de una brigada de despliegue rápido multinacional centroamericana[9] y por otra una armada multinacional caribeña. Tras la firma del CAFTA-DR, en octubre del mismo año, el entonces Secretario de Defensa de EE.UU., Rumsfeld, presidió la conferencia "Seguridad y Oportunidad Económica" en Florida, en la que propuso la constitución de una fuerza centroamericana permanente de 700 efectivos, como correlato a los acuerdos económicos, que permitiese superar los riesgos a la seguridad en la región y afianzar los negocios.

En este sentido la Conferencia de Fuerzas Armadas Centroamericanas (CFAC) ha avanzado en la conformación de Batallón de Infantería formado por tropas de El Salvador, Nicaragua, Guatemala, Honduras y Nicaragua. Y en el caso caribeño esta iniciativa llamada Amistad Duradera se encuentra en una primera fase de implementación apuntando a “la interoperabilidad en mando, control, comunicaciones e inteligencia (de) Jamaica, República Dominicana, Panamá y las Bahamas”[10].

Resulta importante rescatar las afirmaciones de Rumsfeld, pues expresan las intenciones estadounidenses en la región “los asuntos de seguridad siguen teniendo prioridad máxima en el hemisferio, durante recientes viajes a América Latina, los funcionarios de la región le reiteraron su preocupación ante las amenazas que plantean 'las pandillas violentas, los traficantes de drogas, los contrabandistas de drogas, los secuestradores de rehenes y los terroristas'. Con frecuencia, los funcionarios mencionaron la necesidad de extender el imperio de la ley, particularmente en áreas geográficamente remotas, para combatir las actividades ilícitas”[11].

Esa “necesidad de extender el imperio de la ley”, sólo puede enmarcarse en la noción de “Seguridad Esencial”. Con ello, el mecanismo que se aplicará para contrarrestar esas “amenazas” será mediante la entrada en vigencia del USA Patriot Act en los países latinoamericanos, siendo uno de los aspectos más preocupantes la criminalización y posterior persecución que se lleguen a dar de los movimientos sociales. En la Estrategia de Seguridad Nacional del 2006, el gobierno Bush, sostiene fervientemente esa “necesidad de extender el imperio de la ley” cuando señala que "nuestra estrategia para el hemisferio empieza con profundizar nuestras relaciones claves con Canadá y México, con base en valores compartidos y políticas cooperativas que pueden ser extendidas por todo el hemisferio[12].

Magdoff sostiene que “los países latinoamericanos pequeños que producen utilidades relativamente escasas son importantes para la política general de los EE.UU. porque es importante el control sobre toda la América Latina. Dentro de este contexto el control y la influencia son necesarios, no solamente para impedir la expropiación del capital norteamericano y para inmunizar al país contra la revolución social, sino hasta porque su voto en la ONU o la OEA es importante para el plan general de dominación de los EE.UU.” (1969:17).

Para lograr la alineación centroamericana a los intereses geoestratégicos estadounidenses, Washington se ha encargado de colocar en el poder gobiernos con fuertes tendencias dictatoriales al mejor estilo del gobierno colaboracionista de Vichy, como ha sucedido en Costa Rica. Por ello “no es extraña la «alineación» de los gobiernos del CAFTA-DR a los proyectos estadounidenses, y su obsecuencia y permisividad en acciones de “seguridad nacional” como la instalación de bases militares en la región, el apoyo en la “lucha contra el terrorismo”, inclusive, el acompañamiento en la ocupación de Irak con envío de tropas centroamericanas y dominicanas, aunque en la actualidad, solo el gobierno salvadoreño mantiene presencia militar en aquel país”[13].

En cuanto a la apropiación de recursos estratégicos, América Latina es, como se mencionó anteriormente, de vital importancia para EE.UU. México posee recursos minerales como plata, carbón, hierro, oro, cobre, plomo, azufre, mercurio y zinc. Reservas abundantes de petróleo y gas natural, con algunos de los depósitos más grandes del mundo localizados cerca de la bahía de Campeche. Y por último, la gran riqueza en biodiversidad que caracteriza a todo el continente. En el caso Centroamericano, existen yacimientos de minerales como oro, plata, plomo cinc, cobre, hierro, gas natural, hidratos de metano -de la cual Costa Rica posee grandes reservas a nivel mundial-, níquel, petróleo y bauxita.

Para la apropiación y extracción de los recursos estratégicos centroamericanos se han desarrollado planes de “integración” de infraestructura como es caso del Plan Puebla-Panamá (PPP) y el Corredor Biológico Mesoamericano (CBM), que forman también parte de la estrategia imperial de EE.UU. El PPP tiene varios componentes. “el primero es un intento del capital estadounidense de controlar la Cuenca del Pacífico mediante corredores interoceánicos, para tener acceso al mercado asiático. Este plan neoeconómico incluye la expulsión de millones de campesinos de sus tierras para emplearlos en las industrias que serán creadas en el paso de estos corredores, sobre todo maquiladores, donde se ensamblará mercancía estadounidense (…) que transitará velozmente entre los centros dinámicos de la economía mundial” (Tablada; Hernández, 2003:48).

De acuerdo con Carlos Tablada y Gladys Hernández, “el objetivo fundamental de todas las inversiones es conectar en un 85% la infraestructura por carretera –y otras vías- al mercado estadounidense llamado el “Corredor Estratégico”, desde la ciudad de Matamoros en la frontera con los Estados Unidos, en el Estado de Tamaulipas, pasando por el litoral del Golfo de México y cruzando los Estados de Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Todo esto, continúan los autores, facilitaría la prospección geológica, inversión y explotación por parte de las transnacionales estadounidenses, de los ricos yacimientos de petróleo, gas, agua y biodiversidad de esta región” (Tablada; Hernández, 2003:49).

En el caso del CBM, que en 2001, es reconocido por el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como parte del PPP, se caracteriza por asentarse “en una zona estratégica para la apropiación de la biodiversidad latinoamericana”. En cuanto a los recursos energéticos en esta región, debe hacerse notar que por la parte de México es la zona de donde “se extrae más del 90% de la producción petrolera mexicana, y también allí se encuentra la mayor parte de la capacidad de generación eléctrica del país”. Igualmente que “todos los países centroamericanos involucrados en este Corredor Biológico tienen reservas petroleras probadas. El plan mejorará el control sobre las mismas, e incluye la construcción de una serie de gasoductos, como el gasoducto Mesoamericano” (Tablada; Hernández, 2003:50).

Barahona apunta que “más allá del diseño original del PPP, ya se anuncia que seguirá avanzando hacia el sur, en la medida en que el megamercado también avance. Un personaje que siempre ha interpretado con fidelidad los designios estadounidenses, el presidente colombiano Álvaro Uribe, en enero del 2004 expresaba lo siguiente: “Queremos una total integración de Colombia al Plan Puebla Panamá. Eso empezaría con la línea de interconexión eléctrica entre Colombia y Panamá, cuyos primeros estudios nos entregarán en el mes de abril y el segundo proyecto sería la construcción del gasoducto con la expectativa de que no solamente una Colombia con Panamá, sino también con Venezuela. Es necesario unir el continente desde EE.UU. hasta la Patagonia”. Interpretando a Uribe, continua Barahona, bastará con cambiar el significado de la última “P” del PPP, para que se transforme en Plan Puebla Patagonia” (Barahona, 2004: 428-429, énfasis del autor).

Este Plan Puebla Patagonia se está llevando a cabo a través de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura de la Región Suramericana (IIRSA). Este proyecto surge de una propuesta del BID, la Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Fondo para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (FONPLATA). Debemos tener presente que se recurre al IIRSA producto del estancamiento del ALCA, y que de este modo el IIRSA es un instrumento importante de este proyecto de “libre comercio”. El BID y la CAF presentaron la iniciativa en el año 2000 en la Reunión de Presidentes de América del Sur en Brasilia.

IIRSA se presenta como una iniciativa multinacional, multisectorial y que abarca diferentes disciplinas o tipos de infraestructura. También oficialmente se dice que habrá mecanismos de coordinación entre los gobiernos, las instituciones financieras multilaterales (léase el BID, la CAF, el FONPLATA, etc.) y el sector privado.

Su principal objetivo: la explotación de recursos naturales de los lugares más recónditos a partir de corredores de desarrollo los cuales también pueden ser visto como corredores de infraestructura. Es perfectamente presumible que este plan o instrumento genere un aumento de la deuda de los países latinoamericanos con el fin de beneficiar la extracción a las grandes transnacionales de los recursos naturales.

Es importante destacar que, afirma David Álvarez Dieppa, el “IIRSA no centra sus esfuerzos en un eje en específico, en cambio, si no, va hacia varios pedazos, como construyendo el mapa de un gran rompecabezas”.

Todos los proyectos vienen aparejados de un fuerte impacto ambiental, el principal –según Álvarez Dieppa- es la hidrovía que unirá los ríos Orinoco, Amazonas y el Plata, el cual puede ser viabilizado como una salida al Caribe de los recursos naturales -incluyendo el agua- e introducirla hacia EE.UU. por la cuenca del Mississippi.

Por todo lo antes mencionado, no resulta válido creer en ese “romanticismo neoliberal trasnochado” en el que cae la derecha costarricense, como es el caso de Eduardo Ulibarri, quien con su “análisis reposado” concluye que, “tanto por su carácter comercial, como por sus demás implicaciones, el TLC puede ser un instrumento de desarrollo, estabilidad, mayor justicia y bienestar en el área” (2004: 404). Ni los TLC ni el PPP junto al CBM sumado al IIRSA, pueden ser interpretados como mecanismos de integración, y muy por el contrario, recuerdan más a un Anschluss (anexión) continental al mejor estilo nacionalsocialista.

Es de vital importancia tener presente el factor geoestratégico de un TLC con América Central y República Dominicana en cuanto a que se crea en la región una especie de “zona tapón” con el objetivo de contener los movimientos populistas suramericanos. El énfasis de la presión se ejerce sobre Venezuela, país que prácticamente se encuentra rodeado por los aliados de EE.UU. encontrándose vigilado desde República Dominicana y por el patrullaje realizado por EE.UU. con la excusa de la “lucha antidrogas”.

Por su carácter de puente que une a las dos Américas, desde Centroamérica se custodia el canal de Panamá, lo cual sirve como base para refuerzos del Plan Colombia y para las proyecciones militares sobre Venezuela. Se puede contemplar también una especie de triángulo o “zona de dominación” en toda la Cuenca del Caribe, desde Florida (sede del Comando Sur) hasta República Dominicana, abarcando la región caribeña de México y toda Centroamérica.

En el caso de Colombia el Plan Colombia cumple una estrategia “dominó”. Este plan “implica primero, la derrota de la guerrilla, luego, rodear y presionar a Venezuela y Ecuador antes de moverse hacia el aumento de la desestabilización interna. El objetivo estratégico es lograr la reconsolidación del poder en el norte de Sudamérica, asegurarse acceso irrestricto al petróleo y aplicar la ideología de “no existe alternativas a la globalización” en el resto de América Latina” (Petras, 2004:187)[14].

“Washington considera la guerrilla y los movimientos populares en Colombia como la principal amenaza a su “imperio” en América Latina. Una victoria -afirma Petras- de las fuerzas populares en Colombia establecería un sistema socioeconómico alternativo al modelo neoliberal dirigido por EE.UU. Además alentaría a los países vecinos a romper con la tutela de EE.UU., demostrando que la lucha de masas puede vencer al imperio. Colombia tiene petróleo, gas, agricultura e industria en un país de 40 millones de habitantes –una capacidad suficiente para resistir las presiones económicas de EE.UU.-. Finalmente, una alianza colombiano-venezolana-cubana sería una fuerza económica-política-militar formidable, capaz de resistir la agresión imperial y ayudar a otros países en la región que quieran moverse hacia la transformación social” (Petras, 2004:86).

Por su posición geográfica, Colombia es de gran importancia para las proyecciones de EE.UU. sobre la Amazonia, región rica en biodiversidad y recursos acuíferos. También desde Colombia se vigila a Venezuela y sus proyecciones en la región andina, además de que junto a Perú han prácticamente aislado a Ecuador, que bajo el gobierno de Correa ha negado la renovación del convenio para la base militar de Manta, pieza clave para el Plan Colombia.

En lo que respecta a Perú, como se menciona anteriormente, conjuntamente con Colombia, ha aislado prácticamente a Ecuador de otros países con gobiernos caracterizados por una tendencia populista. Perú se caracteriza por poseer yacimientos de petróleo, cobre, plata, hierro, oro, plomo y zinc, además de contar con una región amazónica rica en biodiversidad. Por ello, la cláusula de “Seguridad Esencial” que se encuentra en los TLC de EE.UU. con Perú y Colombia permite la apropiación de sus respectivas regiones amazónicas con miras a la Amazonia brasileña. Sin embargo, Perú, es de gran importancia para las proyecciones estadounidenses sobre el altiplano boliviano, que, de acuerdo a la teoría geopolítica de MacKinder, vendría a ser el Heartland o “zona del corazón” de América del Sur.

Con ello, si se controla el altiplano boliviano, se puede controlar todo América del Sur, y como ya EE.UU. controla América del Norte y Central -en su conjunto el World Island o “isla mundial” de acuerdo con MacKinder- se podrá controlar al mundo. .Reitero, el dominio de la plataforma continental americana, le garantiza a los EE.UU. las incursiones militares, enfrentamiento con otras potencias y sus proyecciones mundiales para la consolidación del Grand Area[15].

Tras la descripción geoestratégica realizada, señalando la ubicación de los TLC realizados por EE.UU. en el continente americano, puede observarse una línea que va desde Alaska, pasando por Canadá, el mismo EE.UU., México, Centroamérica, el Caribe, Colombia, Perú y Chile. Se debe sumar, además, el Tratado Bilateral de Inversión con Uruguay.
Esta línea representa prácticamente un “cordón sanitario” que busca contener el movimiento populista suramericano, además de poseer funciones de vigilancia contra Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador, Brasil y Argentina, países que ante una posible agresión estadounidense, planifican en función de resistir y rechazar las intervenciones estadounidenses (Saxe Fernández, 2007) el mencionado “cordón sanitario” se regiría por el propósito de controlar la Amazonia, y con ella, el acuífero Guaraní, una de las mayores reservas de agua potable del mundo; las reservas petrolíferas del Orinoco en Venezuela, la industria del gas natural en Bolivia, los yacimientos de hidratos de metano que posee Costa Rica, que posee más de 200 mil kilómetros llenos de hidratos, que en un futuro próximo sustituirá al petróleo y al carbón como combustible[16].

Medio Oriente

Siguiendo el mismo método de ubicación geográfica de los TLC realizados por EE.UU. para contemplar sus proyecciones estratégicas, encontramos en el Medio Oriente, varios países, entre ellos Israel, Bahrein, Jordania, Marruecos, Oman, y Emiratos Árabes Unidos, además de la iniciativa para la consolidación del Área de Libre Comercio del Medio Oriente (MEFTA, por sus siglas en inglés) para el 2013[17].

En el caso de Israel está situado en la costa oriental del mar mediterráneo limitando al norte con el Líbano, al noreste con Siria, al este con Jordania y al suroeste con Egipto. Se extiende, en su parte más meridional, hasta el golfo de Aqaba, parte del mar Rojo. Israel posee yacimientos de minerales como el cobre, hierro, fosfato, manganeso, granito, mármol, mica, feldespatos, yeso, arcilla. Posee, además depósitos de petróleo y gas natural.

Israel es de importancia para los EE.UU., porque “mientras continúe el enfrentamiento militar -Israel-Palestina, BGH-, Israel será totalmente dependiente de los EE.UU., y por lo tanto, un estado altamente militarizado, con tecnología avanzada, que sirve a los intereses estratégicos de los EE.UU., como gendarme del Medio Oriente, disponible en tanto “Estado mercenario”, para cumplir las misiones estadounidenses” (1988:149). Con ello, “desde principios de los años sesenta, los planificadores estadounidenses consideran a Israel cada vez más como una «pieza estratégica» que sirve como barrera al «nacionalismo radical árabe»” (1988:148-149). De ahí que Israel sea una pieza clave dentro de la estrategia estadounidense para el control de los recursos de Irán, como lo fue en el caso de Afganistán e Irak.

También se encuentra el Reino de Bahrein. Estado insular ubicado al suroeste de Asia, se encuentra constituido por un archipiélago al sur del Golfo Pérsico, entre la península de Qatar al este y la costa de Arabia Saudita al oeste. Posee yacimientos petrolíferos y reservas de agua. Por su parte, los Emiratos Árabes Unidos (EAU), se localizan a lo largo de la costa central de la península Arábiga, limitando al norte con Qatar y el golfo Pérsico, al este con el golfo de Omán y al sur y oeste, con Arabia Saudita. Entre los recursos estratégicos de los EAU están sus ricos yacimientos de petróleo y gas natural situados en la parte suroriental de la península Arábiga.

Omán limita al norte con el golfo de Omán, al este y al sur con el mar Arábigo, al suroeste con Yemen, al oeste con el desierto de Rub al-Jali, que prácticamente se caracteriza por ser la frontera con Arabia Saudita, al noroeste con los Emiratos Árabes Unidos. Debe tenerse presente que pertenece a Omán la península de Masadam, ubicada en territorio de los Emiratos Árabes Unidos, que controla el paso por el estrecho de Ormuz, de gran importancia estratégica, donde se unen el golfo Pérsico y el golfo de Omán. Su principal recurso es el petróleo.

Jordania, situado al suroeste de Asia, limita al norte con Siria, al este con Irak y Arabia Saudita al igual que al sur, también en el sur limita con el golfo de Aqaba y al oeste con Israel. Sus principales recursos son potasa y fosfato. De vital importancia para la invasión a Irak. En el caso de Marruecos, situado al norte de África en la región del Magreb -de gran importancia estratégica en la región por sus recursos hídricos-, limita al norte con el mar Mediterráneo, zona estratégica por encontrarse allí el estrecho de Gibraltar; limita al este y sureste con Argelia, al sur con el Sahara Occidental y al oeste con el océano Atlántico.

Se puede contemplar cómo al negociar TLC con estos países, EE.UU. prácticamente ha cercado a Irán siendo importante la ubicación estratégica de Bahrein, EAU y Omán, que se encuentran cruzando el golfo Pérsico, frente a las costas iraníes. Omán es de gran valor estratégico, en cuanto al control del estrecho de Ormuz. Como se apuntó anteriormente, Israel tiene la importancia de una “pieza estratégica” para los intereses estadounidenses en la región. Cabe recalcar la importancia de doblegar a Irán, en cuanto al control de sus recursos petrolíferos y para el establecimiento del oleoducto BTC (Bakú, Tbilisi y Ceylan), a cargo del British Petroleum (BP), que transportaría petróleo desde el mar Caspio hasta el mar Mediterráneo.

Asia Oriental

En este extremo de Asia, encontramos países como Singapur, Corea del Sur, Taiwán, y por su cercanía con la región, Australia.

Singapur se ubica en el sureste de Asia, al extremo meridional de la península de Malaca, de importancia estratégica por el estrecho del mismo nombre. Limita al Norte con Malasia, divididos por el estrecho de Johor; en el sur limita con el archipiélago de Riau, en Indonesia, separados por el estrecho de Singapur; que une al océano Índico, en el oeste, con el mar de la China meridional, al este.

Por su parte, Corea del Sur, se encuentra ubicado al noreste de Asia, limita al norte con Corea del Norte, al este con el mar del Japón; al sureste y sur con el estrecho de Corea, que lo separa de Japón, y al oeste con el mar Amarillo. Posee yacimientos de carbón (antracita), hierro y grafito, oro, plata, cobre, plomo, tungsteno, cinc y uranio.

Taiwán, se encuentra separada de la China continental por el estrecho de Taiwán, limita al norte con el mar de la China Oriental, al este con el océano Pacífico y al sur con el mar de la China Meridional. Posee yacimientos de carbón, oro, plata, cobre, mármol y gas natural.

Dentro de la proyección estadounidense en Asia Oriental, se percibe a Taiwán como una puerta de entrada a la región, además de la simbiosis entre el capital norteamericano y la tecnología taiwanesa con el propósito de consolidar a las empresas estadounidenses en la región.

En el marco del proyecto para un Tratado de Libre Comercio con Taiwán planteado por el Project for a New American Century (PNAC) se muestra a Taiwán como el mejor ejemplo de la democracia implantada gracias a EE.UU. y con ella la apertura de mercados, además de que se afirma que Taiwán puede servir de ejemplo para las intenciones estadounidenses en la China continental[18]

Australia se ubica al sureste de Asia, entre los océanos Índico, al oeste y sur, y Pacífico, al este. Limita con varios mares de los grandes océanos ya citados, al noroeste se extiende el mar de Timor, al norte el mar de Arafura y el estrecho de Torres, al noreste el mar del Coral y al sureste el mar de Tasmania. Posee yacimientos de bauxita, carbón butiminoso, hierro, níquel, oro, plomo, zinc, plata, lignito, petróleo, gas natural, además posee una de las mayores reservas del mundo de uranio y de fácil extracción.

Después de localizar a los países con los que EE.UU. ha suscrito un TLC en Asia Oriental, se hace evidente como ha rodeado prácticamente a China, con la posibilidad de controlar los pasos estratégicos como el estrecho de Malaca, entre otros. De gran importancia es la posición de Taiwán que se ubica frente a las costas chinas, de ahí la importancia de que Taiwán se mantenga como “provincia rebelde”.

También se debe tomar en cuenta el papel de Japón como “pieza estratégica” para EE.UU. como aliado para contener a China y vigilar a Rusia en su extremo asiático (Vladivostock). En ese sentido es de interés hacer notar la decisión del Primer Ministro japonés Shinzo Abe de restablecer las Fuerzas Armadas japonesas, prohibidas por la constitución, intención alentada desde Washington y que sugestivamente ya se planteaba cuando Japón decide apoyar la lucha contra el terrorismo y la invasión militar a Irak[19]. Con ello, se puede percibir un retorno al Japón nacionalista de la Segunda Guerra Mundial y su importancia de “pieza estratégica” dentro de la teoría de la Grossraumwirtschaft en la que Japón controlaba la “esfera de coprosperidad del Este Asiático”.

Otras regiones

Es importante tener presente la estrategia de contención contra Rusia, por ejemplo, elaborada por EE.UU. a través de Tratados Bilaterales de Inversión (BIT, por sus siglas en inglés) con varias Repúblicas ex soviéticas como es el caso de Albania, Bulgaria, Croacia, estos al sureste de Europa; República Checa, Europa Central; Estonia, al Noreste de Europa; Georgia, en la región transcaucásica de Asia Occidental; entre otros. Con ello se logra rodear prácticamente a Rusia tanto en su extremo europeo como en el asiático, vigilado por Japón.

También es importante tomar en cuenta que EE.UU. ha instado a las repúblicas ex soviéticas a unirse a la Organización del Tratado de Atlántico Norte (OTAN), lo cual, es percibido por Rusia como una amenaza a su seguridad nacional que se manifiesta en los intentos de otros Estados tanto de resistir al fortalecimiento de Rusia como uno de los centros de influencia en el mundo multipolar, al igual que de impedirle realizar sus intereses nacionales y debilitar sus posiciones en Europa, Oriente Próximo, Transcáucaso, Asia Central y en la región Asiático-Pacífica[20].


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[1] Planteado por Ratzel al considerar al Estado como un organismo vivo que necesita de recursos para sobrevivir, posteriormente desarrollado por Haushoffer. El espacio vital es un territorio suficientemente grande y vario en su estructura económica para que los grupos humanos que en él conviven tengan la posibilidad —siempre que trabajen sistemáticamente en colaboración y provecho recíprocos— de realizar una intensa producción de gran envergadura, una moderna división del trabajo y el intercambio de bienes y capitales precisos; es decir, lo necesario para que puedan llegar a un nivel de vida propio del siglo XX, logrando la independencia más completa posible frente a la política económica de los grandes capitalismos o de otros espacios vitales grandes, acaparadores de las materias primas. El espacio vital es un territorio suficientemente grande y dotado de energías, víveres y materias primas asequibles en todo momento y con seguridad, para preservar a los pueblos integrantes de vivir como “criaturas” inertes, sujetas a cualquier gran potencia de hegemonía marítima o estar expuestos a una muerte segura. Cada uno de los espacios vitales hoy existentes ha sido construido por una fuerte potencia directora, propugnadora del mismo tanto en lo “interno” como en lo “externo”.
[2] Régimen instaurado en Francia, de carácter colaboracionista, establecido en julio de 1940, producto del armisticio franco-alemán. De este documento, “se decidió que los alemanes ocuparían los territorios situados al norte del río Loira y la costa atlántica hasta la frontera con España. Lo cual suponía que el 55% del territorio francés (incluido París) pasaría a ser zona ocupada, pero seguiría existiendo un Estado francés que mantendría la administración de las colonias”. Tomado de Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta 2003.
[3] Se caracterizan por ser gobiernos “electos” por una minoría, prácticamente colocados en el poder, por EE.UU., en el caso de Costa Rica, Oscar Arias da un golpe técnico de Estado al buscar su reelección. Las elecciones presentan irregularidades evidentes que los órganos encargados de la transparencia electoral no atienden (el caso de México y Costa Rica, son buenos ejemplos). Por estas razones los catalogo como “Dictaduras Democráticas”: juego de palabras de carácter orwelliano, por el cual trato de explicar la diferencia entre la realidad y la retórica demagógica de gobernantes como Oscar Arias, en cuyos discursos la paz y la democracia son simples fachadas. Se caracterizan por ser neoliberales, y desde el inicio de su gestión desarrollan estados policiales –reacuérdese los pactos con las empresas de seguridad privada, y el especial énfasis que le da la administración Arias a las fuerzas policiales, por ende, si cuando el neoliberalismo se militariza se convierte en neofascismo, considero que cuando el neoliberalismo llega a un estado policial (anterior al militar) se convierte en un fascismo simpático. Véase mi “El Puño visible del Mercado. Neoliberalismo y Guerra en América Latina”, http://leavingwonderland.blogspot.com/.

[4] Tomado de Campderrich, R. El Derecho, Política Orden Internacional en la obra de Carl Schmitt: http://www.tesisenxarxa.net/TESIS_UB/AVAILABLE/TDX-0731106-103240/RCB_TESIS.pdf p. 270
[5] También lo realiza a través de los Tratados de Inversión Bilateral (BIT, por sus siglas en inglés), como es el caso de Uruguay, con el que no puede firmar un Tratado de Libre Comercio debido a que ese país pertenece al MERCOSUR.
[6] El imperio Mundial: 737 bases militares estadounidenses. Tomado de http://www.rebelion.org/

[7] Motto, Ibid.
[8] Los TLC que se utilizarán para esta investigación serán: en el caso de América, se encuentran el TLCAN en 1994 (Canadá, EE.UU., México); el CAFTA-DR en 2004 (Centroamérica, EE.UU. y República Dominicana); TLC EE.UU.-Panamá en 2007; TLC EE.UU.-Colombia en 2007; TLC EE.UU.-Perú en 2007; y TLC EE.UU.-Chile en 2003. En Medio Oriente: TLC EE.UU.-Israel en 1985; TLC EE.UU.-Jordania en 2000; TLC EE.UU.-Bahrein en 2004; TLC EE.UU.-Omán en 2005; TLC EE.UU.-EAU en 2005; TLC EE.UU.-Marruecos en 2004. En Asia Oriental, TLC EE.UU.-Singapur en 2003; TLC EE.UU.-Corea del Sur en 2007; TLC EE.UU.-Taiwán (proyecto); TLC EE.UU.-Australia en 2004.

[9] Tomado del artículo de Motto, “Ejercicios militares de EUA en República Dominicana. Un eslabón más de la cadena imperial”. http://www.geopolitica.ws/
[10] Motto, Loc. Cit.
[11]Rumsfeld aplaude reformas democráticas en América Latina En:
http://usinfo.state.gov/esp/Archive/2005/May/06-578816.html. énfasis BGH.
[12]Brooks, D. Bush los vecinos mas cercanos deben ser estables, por seguridad de EE.UU. En La Jornada. 17 de marzo de 2006 en:
http://www.jornada.unam.mx/2006/03/17/032n1mun.php. En el texto de la Estrategia se lee: “These principles guide our relations within our own Hemisphere, the frontline of defense of American national security. Our goal remains a hemisphere fully democratic, bound together by good will, security cooperation, and the opportunity for all our citizens to prosper. Tyrants and those who would follow them belong to a different era and must not be allowed to reverse the progress of the last two decades. Countries in the Hemisphere must be helped to the path of sustained political and economic development. The deceptive appeal of anti-free market populism must not be allowed to erode political freedoms and trap the Hemisphere’s poorest in cycles of poverty. If America’s nearest neighbors are not secure and stable, then Americans will be less secure”. Es importante tener presente la política de contención al populismo que ha surgido en América del Sur.
[13] Moreno, R. “Transnacionales, TLC y Seguridad Nacional”: http://www.bilaterals.org/article.php3?id_article=1627&var_recherche=seguridad%2Besencial&lang=es

[14] Petras afirma que “la creencia de que el poder de EE.UU. es intocable, de que sus dictados están más allá del alcance del Estado-Nación (que la retórica de la globalización fortalece), ha sido un factor fundamental en el fortalecimiento del dominio material de EE.UU. (explotación económica, construcción de bases militares, etc.) (2004:187)
[15] Sobre la teoría de MacKinder y la geoestrategia en el continente americano, en especial la región latinoamericana, es desarrollada extensamente y con mayor profundidad por Eduardo Saxe Fernández en el marco de su proyecto Geoestrategia Latinoamericana, 2007.
[16] Sobre los hidratos de metano, y la desprotección que se le da al territorio marino costarricense, es relevante la investigación del oceanógrafo Guillermo Quirós, en el sitio web:
http://www.universidadsanjuandelacruz.net/referendum.htm y links relacionados. Es importante también los estudios realizados por EE.UU. sobre los recursos costarricenses, en:
http://publications.iodp.org/scientific_prospectus/301T/301TSP.PDF
[17] Son relevantes las afirmaciones de Robert Portman, sucedor de Robert Zoellick, como representante comercial de los EE.UU.; quien afirmó con relación al MEFTA: “The MEFTA countries are incredibly important so I do not want to the diminish the importance of a Bahrain [FTA] or an Oman [FTA] where we have real export opportunities, but also we have a larger interest in political stability and the promotion of prosperity and democracy in an important region. So our FTAs are not always strictly commercially based. Sometimes there are larger issues”. Citado en Evenett, S; Meier, M. 2006. An interim assessment of the u.s. trade policy of "competitive liberalization".
http://www.evenett.com/working/EvenettCompetitiveLiberalization13Sept2005.pdf
[18] En el documento del PNAC elaborado por Greg Mastel se afirma que “Taiwan is a strong demonstration case that the U.S. prescription of democracy and free markets can succeed. The very existence of a thriving Taiwan is a powerful example for other countries and a possible model for reform in mainland China”. En Greg Mastel. Project Paper a US-Taiwan Free Trade Agreement. P. 11. http://www.newamericancentury.org/
[19] Sobre la militarización de Japón, Ramonet, I. 2006. Nuevo Japón. En Le Monde Diplomatique edición colombiana. Año V. número 51. noviembre 2006.
[20] Doctrina de Seguridad Nacional. 2000.
http://russiatoday-es.strana.ru/security/defence/3706.html